Los hábitos tienen el potencial de disparar nuestro crecimiento o de empujarnos hacia la ruina.
Se ha escrito una cantidad enorme de libros que hablan sobre la importancia de los hábitos desde diferentes perspectivas, sin embargo, en esta ocasión escribo desde mi experiencia.
Yo tengo algo de ventaja con los hábitos porque mi temperamento (Sanguíneo/Melancólico) me impulsa a ellos, pero eso no significa que no tenga luchas. Por otro lado, aunque abordaré el tema desde una perspectiva positiva, es necesario tener presente que también existen los hábitos destructivos.
Los productores necesitamos desarrollar rutinas o apegarnos a los check-list para no pasar por alto alguno de los tantos elementos que tenemos que tomar en cuenta en una producción, pero una rutina no es un hábito, y un check-list menos. Lo que sí nos caracteriza son horarios locos y complejos, mala alimentación, muchas horas en estudio o locaciones, quizás abuso de bebidas estimulantes como alcohol, café, energizantes, y un alto compromiso con los objetivos.
Este ritmo nos hace muy difícil incorporar hábitos saludables a nuestra vida diaria, pero si eso es lo que quieres lograr —y yo te lo recomiendo— te comparto cinco verdades que he aprendido.
1. No son fáciles de establecer.
Si tener hábitos saludables fuera una tarea fácil, todo el mundo lo hiciera y no se produjera tanto contenido sobre el tema. No te voy a endulzar la píldora: Es difícil. Necesitas un compromiso férreo y tener claro lo que quieres conseguir. Ahora, ten en cuenta que esta no es razón para no tenerlos.
2. Es mejor todos los días y a la misma hora.
Un amigo dice esto sobre los hábitos: Hazlo sencillo, hazlo todos los días y si te saltas un día no te saltes dos. Yo le agrego que es importante hacerlo a la misma hora porque he comprobado que necesitas extrañarlo. Por ejemplo, si tienes el hábito de prepararte café todas las mañanas antes de salir, cuando no lo hagas porque saliste apurado, lo vas a extrañar y quizás te arrepientas de no haberte tomado cinco minutos para prepararlo.

Si quieres desarrollar el hábito de leer, escoge una hora y un lugar donde leerás todos los días. Así, cuando no lo hagas por alguna razón, lo vas a extrañar y sabrás cuán arraigado está el hábito.
3. No importa si no te gusta.
Hay hábitos que debemos incorporar nos guste o no. Cepillarse los dientes es uno de esos. Otro, menos doloroso a corto plazo es el ejercicio físico. No pasa nada si no te gusta y nunca lo haces, pero va a llegar el día donde te arrepentirás de no haber cuidado tu cuerpo. Tu cuerpo jamás va a recriminarle a tu mente que no te animó a subirte en una caminadora, pero el día que se dé por vencido tu mente te va a acusar de indolente.
Hay otras cosas que no nos gusta pero tienen enormes beneficios, como desarrollar el hábito de tener un presupuesto personal o familiar. Para mí eso es un pain-in-the-ass, pero me ha permito alcanzar cosas que de otra manera hubiera sido imposible. Cuando pienses en lo insoportable que es un hábito para ti, deja de mirar el presente y mira el futuro donde quieres estar.
4. Deben tener un límite.
Cuando comenzamos con la determinación de desarrollar un hábito queremos lograrlo en el menor tiempo posible. Si usamos como ejemplo el hábito de la lectura, seguramente te sentarás a leer y querrás leer 45 minutos en vez de 15. A la semana —o menos— te darás cuenta de que ese tiempo es insostenible y en pocos días abandonarás tu propósito. Es mejor y más sostenible que te sometas a un límite donde mantengas el propósito realizable, tengas sensación de avance y evites una frustración innecesaria.
5. Hay que hacerlo bien.
Si pretendes desarrollar un hábito pero no es algo que disfrutas (como el caso del ejercicio) y lo haces mal, solo desarrollarás el hábito de la mediocridad. Asegúrate que lo que estás incorporando a tu vida lo estás haciendo con el máximo estándar de calidad posible.
Recuerda mi idea al principio del texto: Los hábitos tienen el potencial de disparar nuestro crecimiento o de empujarnos hacia la ruina.